La fotografía gastronómica es uno de esos géneros fotográficos que permite ejercitar no sólo tus habilidades culinarias, sino practicar con la luz, la composición, el color, la estética, etcétera.
Pero lo que hay que tener claro es que la fotografía gastronómica no se basa simplemente en hacerle una foto a un plato de comida.
La fotografía gastronómica sin duda es muy creativa, ya que une dos mundos llenos de pasión como son la fotografía y la cocina. La fotografía gastronómica es la fotografía de alimentos que produce imágenes atractivas y sugerentes que invitan a consumir dichos alimentos. Si sus fines no son comerciales se podría entender como un bodegón o naturaleza muerta.
Para realizar fotografías gastronómicas, hay que buscar el perfil bueno del plato, ya que la comida es la protagonista de nuestra imagen, y además hay que intentar buscar luz natural, para que la imagen no resulte demasiado artificial. Además habrá que intentar enfocar el plano del plato de la forma más cercana posible, para que parezca lo más apetitoso posible.
Las reglas de composición fotográfica casi siempre son las mismas en todos los géneros ya que responden a unos criterios estándar de ordenar los elementos de expresión plástica en una imagen para la búsqueda de armonía y de transmitir las sensaciones del autor. Son poquísimas las variaciones dependiendo del género. Una de ellas es atender la cuadrícula que permite aplicar la regla de los tercios para situar correctamente el centro de interés.
La fotografía gastronómica permite trabajar con una angulación de 45 grados que evoca la perspectiva natural de estar sentados a la mesa comiendo y conecta al espectador con el acto inmediato de compra y consumo. La angulación cenital o sea desde arriba, permite la variedad en la integración de más de un elemento en la escena.
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